En los comienzos del siglo
XII, un grupo de hombres, movidos por el deseo de llevar una vida como
ermitaños, se retiró al Monte Carmelo, en la antigua Palestina, y creó
la primera comunidad de carmelitas, la que consagró a “la Señora del
Lugar”, Santa María, la Madre de Dios. Colocaron una imagen
representativa en el centro del rústico monasterio; se ganaban el
sustento con la venta de los productos artesanales y que labraban en la
tierra, y se reunían para celebrar la liturgia en comunidad.
Meditaban la palabra de Dios día y noche, en imitación de los monjes que
poblaron la santa montaña en el siglo IX antes de Jesucristo, en
particular, el Profeta Elías, a quienes los carmelitas llaman “nuestro
Padre”, y del profeta Eliseo.
Con el paso del tiempo, al crecer la comunidad, los monjes acudieron al
Patriarca Latino de Jerusalén, Alberto Avogadro, solicitándole que les
redactara unas constituciones que les sirvieran de guía de vida. Así es
como surge la primera Regla de vida de los carmelitas.
Tras la invasión de los sarracenos, los monjes carmelitas se ven
precisados a huir y abandonar su plácida vida de silencio y soledad, y
emigran a diversos países de Europa, estableciéndose en lugares tales
como Sicilia, Italia, Francia e Inglaterra.
Una vez establecidos en Europa, tuvieron dificultad para que se le
aprobara como Orden por las disposiciones tomadas por el IV Concilio de
Letrán donde se prohibía la fundación de nuevas órdenes religiosas.
En este período se le aparece la Santísima Virgen a San Simón Stock, en
el año 1251, y le da como signo de su patrocinio para toda la Orden el
santo escapulario, con la promesa de que el que muriese vistiendo este
sacramental no padecería el fuego eterno del infierno.
Más tarde otro gran Carmelita, San Pedro Tomás, quien fuera legado del
Papa en oriente y Patriarca Latino de Constantinopla, tuvo miedo de la
desaparición de la Orden. La Virgen interviene nuevamente diciéndole que
mientras en el cielo gire el sol, existirá el Carmelo.
El Pontífice Inocencio IV aprobó la regla del Carmelo definitivamente en
el 1247. Como vemos la presencia de nuestra Santísima Madre, la Virgen
María, es constante en la historia de la Orden del Carmen. Después de
estos acontecimientos hasta nuestros días, la historia del Carmelo ha
dado frutos extraordinarios de santidad.
El Beato Juan Soreth, carmelita nació en 1394 en Caen (Normandía,
Francia). Desde muy temprano vistió el hábito carmelita, convirtiéndose
por su espiritualidad y grandes dotes de santidad, en figura cimera de
la Orden. En 1452 obtuvo del Papa Nicolás V la bula “Cum Nulla” por la
que quedaban canónicamente erigidas la Segunda y Tercera Orden del
Carmen.
Según la legislación vigente, es una asociación de fieles cristianos que
viven en el mundo y secularmente la vida evangélica propia de la familia
del Carmen. Son miembros de esta asociación aquellos que por profesión o
promesa, se comprometen a poner en práctica de manera vital y estable
esta modalidad de vida evangélica.
Su modelo de vida es María. Con Ella buscan ver en todos a Cristo
presente y vivo. Con María piden ser llenados del Espíritu Santo para
poder escuchar la voz del Señor y responder a sus reclamos. Con María
como modelo, aprenden la escucha asidua de la Palabra en la oración y la
práctica de las virtudes en la vida cotidiana.
El Carmelo Seglar en Puerto Rico
Desde muy antiguo se organizaron hermandades o cofradías de la Virgen
del Carmen. Una de las más famosas fue la organizada en la Catedral de
San Juan por los trabajadores de las caletas. Esta cofradía, a mediados
del siglo XIX, se transformó en Orden Tercera, convirtiéndose en la
iniciadora de este estilo de vida en nuestra Isla. Estuvo vigente hasta
1918, siendo su última sede la Parroquia de San Francisco en el Viejo
San Juan.
En el 1946 y en el Monasterio de San José junto a la Iglesia de San
Mateo en Santurce, la Madre Asunción del Sagrado Corazón, Priora de la
comunidad, solicitó al Sr. Obispo de San Juan, Mons. Jaime P. Davis, el
permiso para erigir una hermandad de la Orden Tercera del Carmen en la
Iglesia del Monasterio. Éste le concedió el permiso. Al poco tiempo se
trasladan a la Parroquia de Santa Teresita donde serán atendidos
directamente por los Padres Carmelitas.
En 1950 se organiza una hermandad en la Parroquia Nuestra Señora del
Carmen en Morovis. Bajo la dirección del P. Nuño María Besalduc, O. Carm.
los hermanos llegaron a una profunda vivencia del espíritu del Carmelo.
En 1982, debido al tesón y perseverancia de algunos de los hermanos
antiguos, con motivo del centenario de la muerte de Santa Teresa se
restaura el grupo bajo la dirección de Fr. Tarsicio María Gotay, O. Carm.,
en aquel entonces coadjutor en la Parroquia de Morovis.
En 1979, un grupo de mujeres que llevaban varios años reuniéndose
comunitariamente encontraron en la Orden Tercera del Carmen el estilo y
espíritu que andaban buscando. Bajo la dirección de Fr. Tarsicio María
Gotay, O. Carm. Se agregaron a la Orden del Carmen. El grupo adoptó el
nombre de Comunidad María Reina de los Mártires y fueron erigidas
canónicamente en el Carmelo Seglar en el año 1986 por Decreto del
Reverendo Padre General de la Orden. Su acelerado crecimiento dio paso a
la división de la comunidad, al constituirse una segunda rama: el
Fidelísimo Corazón de San José, que se reúne en la Iglesia San José de
Caparra, mientras que la Comunidad María Reina de los Mártires se reúne
en la actualidad en la Parroquia del Santo Cura de Ars (en la urb.
Milaville).
La distancia y deseo de una comunidad en su propia ciudad motivaron esta
nueva fundación, la cual se realizó bajo la dirección del P. Rogelio Mur,
O. Carm. El entusiasmo de este pequeño núcleo de seglares carmelitas y
su profundo amor a la Orden han logrado que la familia carmelita en
pleno esté representada en Mayagüez, ya que en 1985 se funda el
Monasterio de Santa María del Monte Carmelo (Segunda Orden) y en 1988
los Padres Carmelitas (Primera Orden) se hacen cargo de la Parroquia de
la Resurrección del Señor. En la actualidad, el Carmelo Seglar
mayagüezano se reúne en la Iglesia del Monasterio de Santa María del
Monte Carmelo, en el Cerro Las Mesas.
El Carmelo seglar en la diócesis y ciudad de Mayagüez tiene una
trayectoria muy interesante. Un grupo de personas, miembros de la Legión
de María y del Ejército Azul, se sintieron llamados a formar parte del
Carmelo Seglar. Establecieron los contactos con la comunidad de Santurce
y luego del tiempo reglamentario de formación profesaron en la Orden el
7 de enero de 1984.
La comunidad carmelita seglar de San José de Trujillo Alto se reúne por
primera vez el sábado 21 de septiembre de 1985 en la casa de oración,
junto al Monasterio de las Madres Carmelitas. Esta nueva comunidad surge
a raíz de la novena a la Virgen del Carmen, donde un grupo de personas
allegadas al monasterio sienten la necesidad de vincularse a la familia
del Carmelo.
Queda canónicamente erigida el 2 de abril de 1986 bajo el patrocinio de
San José. Una vez más el Carmelo Seglar puertorriqueño queda asociado de
manera especial a las Madres de clausura.
La diócesis de Caguas es uno de los grandes núcleos de devoción a la
Virgen del Carmen en Puerto Rico. Desde 1987 también allí existe una
pequeña comunidad del Carmelo Seglar. La misma lleva el título de María
Flor del Carmelo.
Por iniciativa del P. Enrique Oria, O. Carm. se ha organizado en Ciales
otra comunidad del Carmelo Seglar.
¿Sabías que…?
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Los
religiosos carmelitas que trabajaron en Puerto Rico derramaron su
sangre por Cristo durante la persecución desatada contra la Iglesia
Católica como parte de la Guerra Civil en España. Fueron ellos los
beatos Fr. Anastasio María Ballester, Fr. Fernando María Llovera
Puigsech y Fr. Ludovico María Ayet.
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Los
carmelitas han trabajado en la pastoral de Vieques, Culebra, Ciales,
Fajardo, Luquillo, Ceiba, Corozal, Morovis, Añasco y Santurce.
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Cementerio Santa María Magdalena de Pazzis
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Hotel El Convento – Primitivo Monasterio San José
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Caleta de las Monjas –frente al Convento
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Fortín de San Juan de la Cruz (El Cañuelo)
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