Tras las Huellas de Santa Teresa…

 

| Página Principal |

        


 Recomendar Artículo Agregar a favoritos   Contáctanos

 Imprimir

A A+

Ajustar tamaño texto

 

Desde que el Santo Padre Francisco proclamó el 2015 como Año Jubilar por celebrarse el 500 aniversario del natalicio de Santa Teresa de Jesús, un grupo de terciarios carmelitas, dirigido por Pare Luis Miranda, O. Carm., Delegado Nacional de la Tercera Orden del Carmen, y el Padre Alberto Figueroa, T. Carm., nos dimos a la tarea de montar una peregrinación que nos llevara tras las principales huellas de la Santa, reformadora del Carmelo…, es decir, las que se puedan abarcar en dos semanas de peregrinación.

Pero a eso no se limitó la peregrinación, ya que conscientes de que el Papa Francisco canonizaría en octubre próximo al primer matrimonio que sube a los altares –Zélie Guérin y Louis Martin--, los padres de nuestra patrona Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, resultaba imposible de visitar España sin llegar hasta Alencon y Lisieux, a visitar la casa natal de la patrona y las reliquias de sus padres en Lisieux.

Así que tocamos a las puertas de Margarita Miranda, Presidenta de Miranda Travel, y con mucho empeño fuimos afinando el lápiz y trazando la ruta que interesábamos cubrir.

Y finalmente se logró.

Del 17 al 31 de mayo, unos nueve terciarios carmelitas y otros 26 peregrinos, deseosos de conocer más sobre Santa Teresa, sus escritos y fundaciones conventuales, se unieron a esta aventura espiritual, entre los que también se encontraba el Padre David Arrieta, quien no se cansaba de preguntar cómo Teresa pudo hacer tantas fundaciones en 20 años y librar tantas batallas en tantos frentes a un mismo tiempo.

Comenzamos visitando el Monasterio de la Aldehuela y encomendándonos a Santa Maravillas de Jesús, con el gran privilegio de celebrar misa con nuestros dos sacerdotes en la capilla del convento donde reposan los restos de tan insigne santa. De ahí visitamos el Carmelo del Cerro de los Ángeles y el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, en el mismo centro de la península ibérica.

Entre las fundaciones teresianas, visitamos los monasterios de Toledo –donde se encuentra el cuerpo incorrupto de la Beata María de Jesús; el convento de Pastrana –ahora de varones y en manos de los franciscanos--, la tumba de la notoria Princesa de Éboli y su marido Ruy Gómez; el palomar de Gotarrendura donde la Santa tenía una hacienda donde transcurrió su infancia; el convento de San José –primera fundación del Carmelo reformado, en Ávila--; la casa natal de la Santa y su pila bautismal en la Iglesia San Juan Bautista; el Carmelo de Segovia y la tumba de san Juan de la Cruz en el convento de los carmelitas descalzos; las fundaciones de Valladolid --donde entablamos conversación con las monjas que nos recibieron con gran revuelo y alegría--; Alba de Tormes, monasterio donde falleció la Santa en 1582; el Monasterio de Medina del Campo, donde la Santa se entrevistó por primera vez con Fray Juan de Santo Matía y lo conquistó para su reforma, y la última fundación de la Santa: el Carmelo de Burgos.

Por cierto, las monjas de Medina, entusiasmadas con la celebración del quinto centenario, abrieron los tesoros de la clausura a las visitas de los peregrinos. Así pudimos observar no sólo la capilla, sino el salón de reuniones de la comunidad, el patio interior, los pilotes rústicos en que se apoya la estructura del convento, los relicarios, uno con un fémur de san Juan de la Cruz, y otro con piel de Santa Teresa, y el manuscrito de Camino de Perfección, entre otras muchas obras de arte y de carácter histórico.

En Fontiveros, pueblo natal de San Juan de la Cruz, visitamos la iglesia construida en los cimientos de la residencia y aprovechamos la proximidad del monasterio de monjas de la Antigua Observancia para saludar a la priora, la Madre Fátima, que precisamente es de la República Dominicana y conocía a Padre Luis, y le compramos ornamentos de altar. Se nos dijo que son monjas muy pobres que a veces no tienen qué comer…

Una parada en Salamanca nos llevó a visitar el convento de San Andrés con su hermosa iglesia, a cargo de los Padres Carmelitas de la Antigua Observancia. En este monasterio está pasando su noviciado Fray Christian Hernández, O. Carm., graduado de la Academia Santa Teresita en Santurce y quien entró a formar parte de la comunidad de Santa Teresita de terciarios carmelitas a los 15 años, una vocación indudablemente carmelita. Allí en esta iglesia se celebró la solemnidad de Pentecostés en un gozo netamente carmelitano.

El recorrido incluyó la visita a Arenas de San Pedro, su monasterio, museo y dos capillas, donde se conservan los restos de San Pedro de Alcántara, franciscano muy amigo de Santa Teresa. Mientras otros confesores no la entendían, este humilde y austero franciscano, gran conocedor de almas, le indicó con mucha sabiduría que sus visiones eran del cielo y que no hiciera caso de quienes intentaban desviarla de los caminos del Señor.

Al llegar a España, se nos entregó un “pasaporte” de peregrinos con las principales fundaciones de Santa Teresa, el que fuimos ponchando con un distintivo o huella que nos acreditaba como peregrinos. También en Ávila y en Alba de Tormes tuvimos la gran dicha de asistir a las dos exhibiciones de las Edades del Hombre, este año fueron dedicadas a recoger los tesoros más significativos de la geta teresiana, para facilitar su observación y disfrute a los peregrinos del exterior.

Terminada la ruta teresiana que nos propusimos, nos dirigimos hacia los Pirineos, a Lourdes, donde Padre Luis visitó las piscinas y tuvo una experiencia transformante. De noche, participamos con los visitantes de la procesión de las antorchas y en la tarde, asistimos a la bendición del Santísimo Sacramento con los enfermos desde la plazoleta hasta la basílica subterránea. Nuestros sacerdotes tuvieron el gran privilegio de celebrar la Santa Misa en la Gruta de las apariciones de la Inmaculada Concepción, que nos llenó a todos de un gran gozo espiritual, por tan insigne privilegio.

De allí nos encaminamos a París, ciudad sede, desde donde salimos a las visitas de Alencon y Lisieux, tras las huellas de nuestra patrona Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz. Tuvimos tiempo de reflexión frente al hermoso relicario de Teresita en descanso, localizado en la capilla del convento. Celebramos la santa misa en la Basílica y veneramos el relicario de los esposos Martin-Guérin, que en octubre serán canonizados por el Santo Padre Francisco, durante el Sínodo de la Familia.

También visitamos Les Buissonetts, la casa donde don Louis Martin fue a residir con sus hijas Marie, Pauline, Céline, Leonie y Therese tras el fallecimiento de su madre Zélie en Alencon, por un tumor canceroso. Allí vimos el patio con su complejo de esculturas de padre e hija que recordaban aquel momento histórico en que la futura Patrona de las Misiones, la santa más grande de los tiempos modernos, proclamada así por el Papa San Pío X, le informa a su querido papá que desea seguir los pasos de sus hermanas Pauline y Marie, y solicita su permiso para ingresar en el Carmelo de Lisieux a los 15 años.

Damos gracias al Todopoderoso y a la Madre y Hermosura del Carmelo por habernos permitido compartir una experiencia espiritual única y extraordinaria entre hermanos y peregrinos, de la que todos hemos salido más robustos en la fe y cada día más enamorados de nuestra herencia carmelitana, vivida a plenitud durante estas dos semanas en la Santa Misa diaria y la comunión con los hermanos.